Por cierto... William movió la copa en su mano lentamente. ¿Quién es ese Dougal que las acompaña? ¿Qué podéis contarme de él? Alexander y Edward se miraron un instante antes de volver a fijar la vista en William. Es una larga historia dijo Alexander. Necesitaremos más vino. Edward se levantó para coger otra botella. Cuando Elizabeth y Meredith llegan a las Tierras Altas de Escocia, escoltadas por el hijo mayor de los McEntrie, no son muy bien recibidas. Elizabeth no es legalmente una Wharton y Bhattair y su familia se encargarán de dejarlo claro del modo menos sutil posible. Bhattair tiene miedo dijo Elizabeth como si acabara de darse cuenta. ¿Miedo? Meredith se giró para mirarla interrogadora. ¿Miedo de qué? De lo que quiere tu abuelo de ti. Y ahora que lo sé, me muero por saberlo yo también. ¿Tú no? Que Dougal McEntrie no tiene pelos en la lengua, todo el que lo conoce lo sabe, pero esa resabida puritana que lo saca de quicio parece no tenerlo claro. ¿Iba a besarme? dijo ella de pronto y su expresión demostró que era la más sorprendida de los dos. Dougal sonrió. Ahí está al fin dijo satisfecho. Ha insistido en que le preguntase, ¿no va a contestarme? Sí. ¿Sí, qué? ¿Sí va a contestarme o sí iba a besarme? preguntó con las manos en la cintura. Sí a las dos cosas».odos los demás. Se apartó de ella y la miró serio, pero ya sin acritud. Tú también haces daño, Elinor.
Por cierto... William movió la copa en su mano lentamente. ¿Quién es ese Dougal que las acompaña? ¿Qué podéis contarme de él? Alexander y Edward se miraron un instante antes de volver a fijar la vista en William. Es una larga historia dijo Alexander. Necesitaremos más vino. Edward se levantó para coger otra botella. Cuando Elizabeth y Meredith llegan a las Tierras Altas de Escocia, escoltadas por el hijo mayor de los McEntrie, no son muy bien recibidas. Elizabeth no es legalmente una Wharton y Bhattair y su familia se encargarán de dejarlo claro del modo menos sutil posible. Bhattair tiene miedo dijo Elizabeth como si acabara de darse cuenta. ¿Miedo? Meredith se giró para mirarla interrogadora. ¿Miedo de qué? De lo que quiere tu abuelo de ti. Y ahora que lo sé, me muero por saberlo yo también. ¿Tú no? Que Dougal McEntrie no tiene pelos en la lengua, todo el que lo conoce lo sabe, pero esa resabida puritana que lo saca de quicio parece no tenerlo claro. ¿Iba a besarme? dijo ella de pronto y su expresión demostró que era la más sorprendida de los dos. Dougal sonrió. Ahí está al fin dijo satisfecho. Ha insistido en que le preguntase, ¿no va a contestarme? Sí. ¿Sí, qué? ¿Sí va a contestarme o sí iba a besarme? preguntó con las manos en la cintura. Sí a las dos cosas».odos los demás. Se apartó de ella y la miró serio, pero ya sin acritud. Tú también haces daño, Elinor.
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